ITP y BUAP las favoritas para estudiar Administración de Empresas
- Universidades de Puebla

- 20 oct
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El desequilibrio de la matrícula de Administración de Empresas en Puebla: poder público vs fragilidad privada.
En el mercado laboral actual, donde la inteligencia artificial redefine los procesos productivos y los modelos de liderazgo, la figura del administrador tradicional se enfrenta a una crisis de identidad. Las empresas ya no buscan únicamente profesionistas capaces de gestionar recursos, sino estrategas con habilidades digitales, pensamiento analítico y visión innovadora. Sin embargo, en Puebla, la carrera de Administración de Empresas sigue siendo una de las más ofertadas y, paradójicamente, una de las más fragmentadas.
Un panorama que muestra la brecha educativa
Los datos más recientes revelan que más de 70 instituciones en Puebla ofrecen algún programa relacionado con la administración. Sin embargo, solo la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), el Instituto Tecnológico de Puebla, concentran la mayoría de la matrícula. La BUAP, por sí sola, registra más de 3,000 estudiantes en su Licenciatura en Administración de Empresas, mientras que el ITP supera los 1,400 sumando sus programas en gestión y administración.
En contraste, el sector privado muestra un escenario completamente distinto: pequeñas universidades con grupos cada vez más reducidos, algunas con apenas una o dos personas inscritas, mostrando un fenómeno de dispersión educativa, ya que el mercado está saturado de instituciones que ofrecen lo mismo con nombres distintos, lo que ha provocado una fragmentación profunda y una pérdida de identidad en la formación administrativa.
Puebla, una ciudad universitaria ante la sobreoferta
Puebla sigue siendo un polo de atracción educativa, con más de 200 universidades y centros de estudio. Pero el crecimiento desmedido de la oferta en carreras tradicionales, como Administración de Empresas, ha generado una competencia interna que erosiona la calidad y la captación. De acuerdo con los registros de matrícula 2024-2025, el 50% de los estudiantes se concentra en cinco instituciones, mientras que el resto se reparte entre universidades con cifras marginales.
Para sobrevivir, muchas universidades privadas han optado por redefinir el nombre de la carrera. Hoy abundan programas como Administración y Dirección Estratégica, Administración e Innovación Empresarial, Gestión de Negocios Digitales o incluso Neuroadministración y Gestión de Negocios. Sin embargo, detrás del cambio semántico, la estructura curricular suele ser la misma.
Esta tendencia refleja una búsqueda por atraer nuevas generaciones que ya no se identifican con el perfil clásico del administrador. Los jóvenes prefieren carreras asociadas a la estrategia, la tecnología o la creación de startups, lo que explica por qué la matrícula promedio por programa privado ronda apenas los 120 alumnos.
La administración de empresas sigue siendo el corazón del sector económico, pero su lenguaje envejeció, los jóvenes de hoy quieren innovar, no administrar. Y las universidades que no adapten su discurso, simplemente se van a quedar sin estudiantes.

La solidez en la matrícula del sistema público
Mientras el sector privado busca sobrevivir reinventando nombres, las instituciones públicas mantienen estabilidad, reputación y matrícula. La BUAP y el Tecnológico de Puebla no solo concentran a la mayoría de los estudiantes, sino que también aseguran continuidad académica y empleabilidad. Estas instituciones han sabido vincular la carrera con áreas emergentes como la innovación, la gestión sostenible y la transformación digital.
Este contraste marca la dualidad pública-privada del sistema educativo poblano: el sector público ofrece estabilidad, confianza y proyección profesional, mientras que el privado se enfrenta a una crisis de captación y a la urgente necesidad de redefinir su propuesta de valor.
Entre la saturación y el futuro
La cifra total de más de 9,800 estudiantes matriculados en programas relacionados con la administración muestra que la carrera aún tiene peso, pero también deja al descubierto un mercado educativo sobresaturado y desigual. El reto para Puebla como ciudad universitaria, no es seguir formando administradores, sino transformar la enseñanza administrativa en un campo estratégico y multidisciplinario capaz de responder a los nuevos desafíos empresariales. Porque si algo queda claro al analizar los datos, es que la crisis no está en la carrera, sino en su modelo de enseñanza. Mientras las universidades públicas siguen siendo anclas de estabilidad, el sector privado necesita reencontrar su propósito para no diluirse entre nombres, versiones y estrategias de supervivencia.
Puebla tiene el talento y la infraestructura para liderar una nueva era de formación administrativa, pero para lograrlo, deberá replantear su papel no solo como ciudad universitaria, sino como un ecosistema donde la educación realmente dialogue con el futuro del trabajo.















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