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Del micrófono al algoritmo: Puebla reconfigura carrera de Comunicación

  • Foto del escritor: Universidades de Puebla
    Universidades de Puebla
  • 17 oct
  • 3 Min. de lectura

La BUAP lidera en Puebla, pero la matrícula se desploma ante el cambio tecnológico.


Puebla, reconocida por su amplia tradición educativa, también ha sido cuna de comunicadores, periodistas y productores audiovisuales. Sin embargo, el mapa actual de la carrera de Comunicación muestra un fenómeno distinto al de décadas pasadas: una matrícula a la baja, una sobredensidad de programas y una transformación acelerada impulsada por la tecnología, los dispositivos móviles y las redes sociales.


Estudio de televisión

Hoy, 30 universidades en Puebla ofrecen alguna variante de la carrera, pero la matrícula total apenas rebasa los 1,400 estudiantes. Lo más llamativo es que el 80% de los alumnos se concentra en solo seis instituciones, mientras que más de veinte universidades comparten apenas un 20%, algunas con grupos de menos de 10 alumnos.


La BUAP mantiene el liderazgo


La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) conserva el liderazgo con 427 estudiantes, sumando sus programas en Comunicación y Periodismo. Le siguen la Universidad del Valle de Puebla (328), la Universidad Alva Edison (120),  AS Media (117 en total) y la UPAEP (91), instituciones que juntas concentran casi toda la matrícula del estado de acuerdo a los datos del ciclo escolar 2024-2025.


Puebla, por tanto, se mantiene como un epicentro de formación en comunicación, pero el terreno ya no es el mismo. El auge de los medios tradicionales que durante décadas impulsó a miles de jóvenes hacia esta licenciatura ha perdido fuerza frente a los nuevos medios digitales y a las profesiones tecnológicas emergentes.


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La carrera de Comunicación vive una redefinición profunda. Lo que antes representaba el acceso al mundo del periodismo, la televisión o la radio, hoy se percibe por muchos jóvenes como un camino incierto.


El cambio en los hábitos de consumo informativo y el dominio de las redes sociales han desplazado el interés de los aspirantes hacia nuevos programas centrados en medios digitales, producción multimedia y creación de contenido audiovisual.


Cada año, más estudiantes optan por carreras como Marketing Digital, Comunicación Estratégica, Diseño Multimedia o Producción Audiovisual, mientras la Comunicación “tradicional” pierde terreno.


La masificación del acceso a los dispositivos móviles y el auge del creador de contenido independiente han cambiado las reglas del juego: quienes antes querían “estar en los medios”, ahora buscan “ser sus propios medios.”


Sobredensidad y supervivencia


El estudio de matrícula muestra un mercado saturado y desigual. Existen más de 30 programas universitarios activos, pero muchos de ellos operan con grupos mínimos o incluso con cifras simbólicas.


En Puebla, solo seis universidades reúnen la mayor parte de los estudiantes de Comunicación, mientras el resto compite en un entorno cada vez más reducido y exigente.


Esta sobredensidad educativa refleja un desajuste entre la oferta y la demanda real: abundan los programas, pero escasean los alumnos y las oportunidades laborales tradicionales.


Una carrera en transición


La Comunicación no está desapareciendo: se está transformando. Su evolución es evidente en los nombres de los programas actuales: “Medios Digitales”, “Producción y Animación”, “Diseño y Comunicación Visual Multimedia”, “Televisión y Producción Audiovisual”.


Estas nuevas vertientes buscan conectar con un mercado laboral centrado en la creatividad, la narrativa digital y la tecnología, donde los comunicadores deben dominar herramientas audiovisuales, plataformas digitales y estrategias de posicionamiento de contenido.


Puebla mantiene su fuerza como semillero de comunicadores, pero el mapa ya no se parece al de hace una década. El liderazgo de la BUAP es indiscutible, aunque la matrícula total muestra que la era digital está reconfigurando la esencia misma de la carrera.


En este contexto, la Comunicación sigue siendo vital, pero ya no basta con formar periodistas: se necesitan estrategas digitales, productores creativos y profesionales capaces de adaptarse a los nuevos lenguajes mediáticos.


La transformación es inevitable y Puebla, una vez más, está en el centro de ella.


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